viernes, 19 de octubre de 2007

¿Por qué Italia es ‘azzurra’?

El extraño origen de la camiseta de la campeona del mundo

Si los colores de la bandera de Italia son rojo, blanco y verde, ¿cómo puede ser que la selección vista siempre de azul? El origen del ‘azzurro’ en la equipación de la tetracampeona del Mundo tiene tintes históricos y se ha mantenido inamovible con el paso de los años por una mezcla de tradición y superstición.

La selección española siempre ha usado en sus camisetas el mismo rojo que luce su bandera, y algo muy similar ocurre con países como Argentina, México, Inglaterra, Francia, Chile, Portugal y un interminable etcétera. Entonces, ¿por qué una selección como Italia utiliza para sus camisetas históricamente el color azul, si no aparece en su bandera? Para explicar el origen de la casaca ‘azzurra’ hay que remontarse a principios del siglo pasado. Concretamente en el año 1910, la selección italiana de fútbol disputó sus primeros partidos vestida completamente de blanco, el color central de su bandera tricolor, desde que el país fuera unificado en 1870. Pero en enero de 1911, en un encuentro ante Hungría, la ‘nazionale’ estrenó una zamarra de color azul, en homenaje a la familia real de Saboya (ese mismo azul aparecía en su estandarte), que logró la unificación del país y se mantuvo en el poder hasta 1946, cuando se proclamó la República y el pueblo repudió a sus monarcas, debido a su complacencia con la monarquía de Mussolini. Fue entonces cuando el escudo real desapareció de la enseña transalpina, pasando ésta a ser tal y como hoy la conocemos. Pero el combinado nacional italiano (y no sólo el de fútbol, sino el del resto de disciplinas deportivas) ha seguido vistiendo hasta nuestros días ese azul tan característico (conocido allí como Azul Saboya) a pesar de representar a una monarquía que hace décadas fue expulsada del país. La explicación es sencilla; se debe a una simple cuestión supersticiosa. Italia ganó de azul los Mundiales de 1934 y 1938 vistiendo de azul, y como los transalpinos son supersticiosos casi por naturaleza no tuvieron duda en que su selección nacional continuara luciendo los colores que la habían llevado al éxito a pesar de que en su bandera no hubiera ningún resquicio de azul.

El poder ‘azzurro’
En Italia muchos aficionados están plenamente convencidos del poder victorioso del azul, al que se recurre en las citas más decisivas. Por ejemplo, allí se recuerda que el azul es superior al blanco por las victorias italianas en las finales del último Mundial de Alemania (en la que la ‘azzurra’ jugó contra Francia) o del anterior triunfo mundialista transalpino en España ‘82 ante Alemania (que también jugó de blanco), y por la derrota del combinado italiano en la fina de la Eurocopa de 2000, jugando de blanco y también ante Francia, que llevó en esa ocasión su característica casaca ‘bleu’.

El país de la ‘scaramanzia’
La ‘scaramanzia’ es como se conoce en Italia a una serie de supersticiones, repeticiones de hábitos que se consideran afortunados y que ayudan al equipo de fútbol a ganar. Los aficionados más supersticiosos repiten minuciosamente lo que sucedía cuando su conjunto logró su última gran victoria. Ver el partido en el mismo lugar, sentarse en el mismo orden, con la misma ropa (incluso sin lavarla desde la última vez) reunirse con los mismos amigos… todos los detalles deben repetirse para mandar buenas vibraciones a los jugadores. Este tipo de rituales rozan el delirio cuando se trata de la selección nacional transalpina. Por ejemplo, está prohibido hablar de la victoria hasta que ésta se consume, porque si no se gafará de inmediato.
La euforia se desató antes de la final del pasado Mundial por un dato casi ridículo; el líder y cantante de los Rolling Stones, Mick Jagger, pronosticó que la ‘azurra’ ganaría 1-0 a Francia. Da la casualidad que Jagger ya predijo la victoria por 3-1 de Italia en la final del 82. Aquel año, los Stones tocaban el día de la final, un 11 de julio en Turín, y el año pasado, con la final el mismo día, tocaron en Milán. ¿Casualidades? Para muchos italianos, no.

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